PAUL PUMA

PAUL PUMA
Click en imagen para escuchar el poema de Paúl Puma DE LOS ERRORES ESCATOLÓGICOS QUE NOS CONVIENEN A LOS SERES BÍPEDOS CUANDO NOS PONEMOS A EXTRAÑAR A LAS ANÉMONAS TRISTES PERO BELLÍSIMAS QUE NO EXISTEN SINO EN LA IMAGINACIÓN DE LOS ORNITORRINCOS DE AIRE (Cigar City Poetry Journal, ed. and trad. Jonathan Simkins, USA, 2018)

X: un poema de Paúl Puma

sábado, 9 de marzo de 2019

Paúl Puma Escritor y crítico literario

 
PAÚL PUMA (Quito, 1972)
 
Escritor, crítico literario y editor. Ex miembro del Comité de Lectura de Editorial Alfaguara, (2005). Principal de PUMAEDITORES desde 2017. Catedrático y ex Director de la Carrera de Lengua y Literatura de la Universidad Central del Ecuador. Doctor PhD en Filosofía y Letras por la Universidad de Alicante, especialista en Literatura Ecuatoriana Contemporánea y Literatura Hispanoamericana, así como en Teatro Ecuatoriano.  
 
 
Publicó los libros de poesía: La teoría del absurdo (VV.AA., Premio Facultad de Comunicación Social, UCE, 1994), Los Versos Animales (1995), Eloy Alfaro Híper Star (2001), Felipe Guamán Poma de Ayala (Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit de Poesía, Editorial Planeta, 2002), Pi, Casa de la Cultura Ecuatoriana y Gobierno de la Provincia de Pichincha (2010), Paúl Puma: Antología Personal, Editorial Mar Abierto (2011), Mischa, Edición de lujo: Casa de la Cultura Ecuatoriana (2012), Filamentum (V.A. Mención de honor Juegos Florales, Ambato, 2013), B2, Editorial Cascahuesos (Premio Universidad Central del Ecuador, 2016), Sharapova (Premio Gobierno de la Provincia de Pichincha, 2017), La célula invisible (Editorial Cascahuesos, 2018) junto a Ernesto Carrión en el primer poema-libro-único realizado en Ecuador, a cuatro manos, por dos poetas ecuatorianos de reconocida trayectoria y Popeye (Crear en Salamanca, 2020).
En teatro publicó: El Pato Donald tiene Sida o cómo elegir los instrumentos de la desesperación (Beca para el Fondo de Documentación de Montefiridolfi, Florencia, 1996), El príncipe infeliz (2005), Mickey Mouse a gogo (Premio Joaquín Gallegos Lara, 2017), El tesoro de los Llanganatis (edición bilingüe español-inglés, 2017). 
Publicó en cuento: La mancha mongólica (SurNumérica, Arequipa, 2019).
En novela publicó: Un leve resplandor llamado Claus (EDINUN, 2019).
Publicó en crítica literaria y ensayo: Exponentes del Teatro Ecuatoriano Contemporáneo (Revista Nacional de Cultura, Letras Artes y Ciencias del Ecuador, 2013), Breve acercamiento a la ensayística de Miguel Donoso Pareja (Diario El Telégrafo, Editorial Mar Abierto, 2013), Literaturas del Ecuador (co-edición PUMAEDITORES, Ianua Editora de Toledo España, 2017), Memoria del 50 Encuentro Nacional de Escritores y Docentes de Lengua y Literatura (Ianua, Bef, Ral, España), El Teatro del Absurdo en Ecuador  (Serie Magíster de la Universidad Andina Simón Bolívar, 2018), El juego de la imagen/acto poético liberador en Pluma y la tempestad, La casa de Rigoberta mira al sur y Foto de señoritas y esclusas de Arístides Vargas (Universidad de Alicante, 2021), Acta de fundación de Víctor Vimos (Latin American Literatura Today, University of Oklahoma, USA).
En filosofía ha publicado: La voz reivindicativa de Gamaliel Churata y José María Memet desde la filosofía andina (Revista Cátedra, 2020). 
Publicó en Pedagogía: Pedagogía en valores dentro y fuera de clase (Ianua Editora de Toledo España, 2022).
 
 
Ha editado una veintena de libros, entre ellos se puede señalar: Premio Un Canto a la vida (UCE, 2016), Premio Un Canto a la vida II (UCE, 2018) Fundamentos de sintaxe galega (en co-edición con Ianua, España), English Phonology Course (PUMAEDITORES, 2017), Mitos y realidades de la educación ecuatoriana (PUMAEDITORES, 2017) y Manual de crónica periodística de Roque Rivas (Premio Unión Nacional de Periodistas, PUMAEDITORES, 2018), Procedimiento y otras obras de teatro de Juan Manuel Valencia (PUMAEDITORES, 2022) o Simulación fatal de Máximo Ortega (PUMAEDITORES & Grupo Editorial ONI, 2022).
Ha publicado alrededor de una decena de artículos en revistas literarias y científicas o periodísticas y especializadas en Literatura. De ellos destacan las revistas Familia de Diario El Comercio, Dinners, Cartón Piedra de Diario El Telégrafo, Anales o Cátedra. De manera notoria, fragmentos o poemas de su libro Pi: Guayasamín-Stornaiolo: fueron traducidos por Jonathan Simkins y publicados por la prestigiosa Revista estadounidense Gulf Coast a Journal of Literatura and Fine Arts en la entrega Summer/Fall (USA, 2018) que se difunde digital y físicamente. De esta manera se convierte en el primer autor ecuatoriano en ser publicado por dicha Revista.
Primer representante del Ecuador para Latinale, Festival de Poesía de Vanguardia Latinoamericana en varias ciudades de Alemania, auspiciado por el Instituto Cervantes de Berlín (2007). Representante del Ecuador en la Feria del Libro de Venezuela y en el Encuentro internacional de República Dominicana Juan Bosch (2009) así como en la Feria Internacional de Guadalajara (2012). Conferencista invitado por la Università Degli Studi di Milano, Milán (2013).
Ha sido jurado de varios concursos nacionales de literatura, entre los que destacan los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura del Ecuador y el Premio Jorge Carrera Andrade (2016, 2018, 2021 en varios géneros).
Sus textos han sido incluidos en varias antologías, ha participado en diversos festivales y simposios internacionales especializados en Literatura. Su obra ha sido traducida a diferentes lenguas.
 

Perspectivas sobre el teatro del absurdo en Ecuador (a propósito de El Teatro del Absurdo en Ecuador de Paúl Puma) por José Aldás






El estudio fue realizado por el poeta, dramaturgo y crítico literario Paúl Puma

Dentro de la colección Ma-gíster de la Universidad An-dina Simón Bolívar, se publicó el estudio El teatro del absurdo en el Ecuador, del poeta ecuatoriano Paúl Puma. El libro aborda al teatro desde una perspectiva literaria (no las puestas en escena sino los textos que sirvieron para montarlas) con las obras que los dramaturgos nacionales, desde los años 60, han publicado. La obra se complementa con entrevistas a los directores, lecturas de archivos privados de obras teatrales y revistas especializadas. Una de las severas críticas que hace Puma en su obra va en contra de la «frágil memoria» que tiene el Ecuador ante las producciones literarias que no están dentro de los cánones mercantiles ni artísticos: en este caso en particular, el teatro escrito. El autor aborda obras que aún se conservan como manuscritos a pesar de haber tenido temporadas en escena. Es el mercado editorial quien, de alguna forma, ha excluido al género y lo ha relegado a hojas sueltas que se trabajan en los estudios teatrales o que sirven como estructura para un montaje escénico. La literatura teatral es estudiada desde los enfoques cultural, histórico y social: el libro inicia con una presen-tación general del Teatro del absurdo en la escena mundial. Martin Esslin, Antonin Artaud, Ionesco son los autores con conforman la teoría con la que Puma analizará las obras Procedimiento, de Juan Ma-nuel Valencia; Bajo la puerta, de Ernesto Proaño y Álvaro Rosero; y El estigma y el la-drón, de Fabián Patinho. Un lenguaje teatral que, funda-mentado en la abstracción, se emparenta con la poesía. A partir del fundamento del tea-tro del absurdo, nacido como una manifestación surrealista de la psicología en la obra de arte, se nos presenta un marco teórico que también repasa la influencia de dicho teatro en la dramaturgia de Latinoamérica. La irracionalidad, el len-guaje alterado, las onomato-peyas y los gags —nos dice Puma— son los indicadores que muestran la impronta del teatro del absurdo dentro de la dramaturgia ecuatoriana. Pa-ra la investigación específica sobre la literatura teatral en el Ecuador, se sirve de estudios realizados por Michael Han-delsman, Arístides Vargas, Patricio Vallejo, entre otros; revelando que, ubicados correctamente en el tiempo, los actores, actrices y directores del Ecuador han forjado su propia historia sobre las tablas. Nombres como el de Peky Andino (también autor de algunas letras para la banda Sal y Mileto), Antonio Ordóñez (cuyo proyecto nacido en las técnicas de Fabio Pacchioni se consolidó en el grupo Teatro Ensayo, que lleva ya 51 años de vida artística); nos muestran la amplitud de material que se ha consolidado dentro de la historia cultural del país. Sin embargo, es en las tres obras (El procedimiento, Bajo la puerta y El estigma y el ladrón) donde Puma encuentra el mayor asidero de su hipótesis: ya sea por la intervención de los objetos en el espacio, la arbitrariedad en su uso o descripción, además del carácter propio de los personajes; este tipo de teatro es asumido por tales obras al manifestar sus características primordiales. Obras que ponen en tela de juicio el abismo que existe entre la realidad y el absurdo, categorías que se funden o se confunden y que ponen en evidencia la progenie alienante típico de la modernidad. «Mi intención es que la presente investigación y/o lectura de sus obras permita la circula-ción de sus textos»; así, Paúl Puma nos lanza un llamado de atención con respecto a un género literario que muchas veces es olvidado después de que la última luz del escenario se apagó.

José Aldás

http://campañadelectura.com/revistaRocinante/ediciones/rocinante_121/index.html#76
 

El Teatro del Absurdo en Ecuador por Paúl Puma, Serie Magíster, UASB

Serie Magíster Volumen 232


El Teatro del Absurdo en Ecuador


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autor: Paúl Puma
Ciudad: Quito
Casa editora: Universidad Andina Simón Bolívar
Año:  2018
Número de páginas:  94
Formato:  15 x 21 cm
ISBN:  978-9978-19-867-4

Reseña 
Martin Esslin publica El Teatro del Absurdo en 1961 para elevar una categoría que, más allá de un ideologema, era una tendencia de varios autores afincados en París, luego del vacío de la Segunda Guerra Mundial. Dicha categoría es un hecho en la memoria dramatúrgica del Ecuador en el siglo XXI. Para su registro, el autor realiza una intensa reflexión al respecto de cómo opera esta concepción teatral en los dramaturgos contemporáneos del país y luego un ejercicio hermenéutico de importantes obras: Procedimiento de Juan Manuel Valencia, Bajo la puerta de Ernesto Proaño y Álvaro Rosero, y El estigma y el ladrón de Fabián Patinho. Este libro evidencia la necesidad de realizar un mapeo de los textos dramatúrgicos ecuatorianos y, en esta misma línea, realiza un esfuerzo por visibilizar autores y obras de teatro que han sido soslayados por una crítica literaria casi ausente.

https://www.uasb.edu.ec/publicacion?el-teatro-del-absurdo-en-ecuador-807

Notas sobre libros de Paúl Puma

Book

Paúl Puma, Antología Personal, Mar abierto

Paúl Puma, Antología Personal, Mar Abierto, 2011.

Paúl Puma, Feria del Libro de Guadalajara


Paúl Puma, Feria del Libro de Guadalajara, 2014

Paúl Puma, Juan Villoro, Abdón Ubidia


Paúl Puma, Juan Villoro, Abdón Ubidia, Mesa: Miguel Donoso Pareja, Feria del Libro de Quito, 2015.

Paúl Puma y Alicia Ortega Caicedo

Paúl Puma y Alicia Ortega Caicedo, Universidad Andina Simón Bolívar, 2015.

José Córdova (de Editorial Cascahuesos y SurNumérica) y Paúl Puma




José Córdova (de Editorial Cascahuesos y SurNumérica) y Paúl Puma, Quito, 2017

Encuentro con Antonio Gamoneda

Antonio Gamoneda y Paúl Puma, Encuentro Paralelo Cero, Universidad Central del Ecuador, 2017

La Lira, Cuenca


Paúl Puma, Eliecer Cárdenas, Efraín Jara Idrovo, Carlos Eduardo Jaramillo, La lira, Cuenca, 2015

La célula invisible – Paúl Puma y Ernesto Carrión por Gabriela Ruiz Agila para Rocinante


Cascahuesos Editores presenta ‘La célula invisible’ (abril de 2018), poemario escrito a cuatro manos por los reconocidos poetas, Paúl Puma y Ernesto Carrión. ‘La célula invisible’ no es una moneda con dos caras; es un solo objeto físico que conduce la voz poética de los titanes que pueden colisionar entre ellos para fundirse en un solo canto caligráfico.

De manera contundente, la voz poética anuncia el comienzo de un viaje con propulsión sideral: Un hombre se sienta sobre la célula invisible de un poema.” No hay estudio introductorio o discurso académico que autorice lo que también se puede considerar mero impulso de jugar:
Entrando al juego frío de escribir un poema con el cuerpo partido frente al charco tántrico de la realidad donde se dictan fines y fines. / El juego de escribir un cuerpo con un poema…”
El canto está dividido en dos momentos: La interrogación al hombre (fórmula y mutación de la energía que nutre a la célula), y las posibilidades del poema en su alumbramiento final e inevitable. Los lectores de Puma y Carrión, intentarán detenerse para olfatear y reconocer las pistas de la impronta de cada autor, sin embargo, el juego aquí propuesto es el de la desaparición de la figura autoral-individual.
La muerte del autor, en los términos planteados por Roland Barthes, nos conduce al viejo debate que pone en crisis la concepción romántica del genio, al tiempo que reaviva experiencias artísticas primarias, –diríase iniciáticas y por ello despreciadas–, como son el collage poético, dibujar y doblar papel, el cadáver exquisito u otros recursos surrealistas para crear de forma colectiva.
Ése lugar que frecuentamos tiene por semidioses a Rimbaud, Klein, Kandinsky, Pollok, el pie de Van Goch, Byron, Mickiewicz y Goethe, Canteli, Shakespeare, Tarantino, Mallarmé y el vértigo de Ezra Pund. Se advierte la aparición de una célula invisible artificial que escribirá novelas y poemas pero, la combate con la latencia del “corazón del sonido” que se pronuncia así:
“MUNDO TÚ NO ERES LA MEDIDA DE TODO MI AMOR / MUNDO TÚ NO ERES EL REMEDIO DE TODOS MIS MALES / MUNDO TÚ NO TIENES LAS AGALLAS QUE YO HE PERDIDO / MUNDO TÚ NO TIENES EL AMOR QUE NUNCA ME DIERON / MUNDO TÚ NO ERES EL SUEÑO QUE ME QUITARON /MUNDO TÚ TAMPOCO ERES LA MUERTE QUE NECESITO.”
La palabra vacío se repite 11 veces, intentan interrogar simétricamente al poema y al canon literario:
La poesía no ha muerto. El poema tampoco. Han muerto los trabajos sin horarios donde la flor podrida hace el nervio, donde lame su alfabeto la salamandra(…) Porque la verdadera literatura está fuera de la literatura (en la palabra de la rosa que no puede hablar, en su sueño, en el silencio de su perfume). Por Ejemplo, en el poema que está a punto de morir…”
La sensación de un manifiesto presente durante el viaje es ineludible: Yo creo en ese hombre que tuvo un poema antes de tener un apellido…”
Los sonidos guturales de Puma y sus ecos se escuchan con una fuerza que asciende desde el subconsciente a la superficie donde el mar universal, el lácteo y oscuro mar de Carrión, nos convoca a embarcarnos como lectores o espectadores: De hecho, los lectores eran apenas un alucinamiento de la célula… Dos autores han abandonado el cliché vulgar del ego, y abren un espacio de encuentro diferente al pugilístico o combativo, donde involucrarnos sin pretensiones en la tendencia instintiva al goce –sobre todo al goce íntimo– de la creación literaria que constituye la materia primigenia de la célula invisible.
Avance
La editorial Cascahuesos con sede en Arequipa (Perú), ha publicado trabajos de autores ecuatorianos como Cristóbal Zapata, Wladimir Zambrano, Carlos Vásconez, y Kelver Ax.
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Ruiz Agila, Gabriela. (Junio, 2018). “La célula invisible”. Revista Rocinante N° 115. Págs. 56-57. Recuperado de http://xn--campaadelectura-2qb.com/revistaRocinante/ediciones/rocinante_116/index.html#56

“Mickey Mouse a gogo” (de Paúl Puma): del ser humano trascendental al clonado | Iván Rodrigo Mendizábal

(Publicado originalmente en revista digital internacional Amazing Stories, el 6 de octubre de 2017)

Portada del libro “Mickey Mouse a gogo” (2017) de Paúl Puma.

El filósofo Jean-Luc Nancy, en una entrevista realizada por Marisa Artusa (Clarín, Revista Ñ, 24/10, 2016), acerca de los cambios que se suscitan en el tiempo contemporáneo, afirmaba: “Pascal había escrito que el hombre trasciende infinitamente al hombre. Y es un concepto muy bello. [Contra esa tesis, ahora] podemos pensar que se llegó a tal grado de poder, que el hombre se encuentra en un punto de superar sus capacidades técnicas y otras más. Todas las cuestiones de robots, inteligencia artificial, clonación, nanotecnología lo superan. Estamos en una situación extraña porque sabemos que podemos destruir la humanidad entera [si] se comprende que la naturaleza misma ha producido un animal y que este animal destruye la naturaleza entera, la transforma en otra cosa que no sabemos cómo considerarla”.
De esas palabras resuena la idea del ser humano que trasciende, que se trastoca ahora con la propia conciencia de poder que este ha asumido en los últimos tiempos, abrazando y explotando los límites de las ciencias y las tecnologías, no precisamente para trascender sino para destruir el anterior tipo de humano, quizá el más trascendente. El escenario actual, hipotético, es el de una humanidad maquínica, autorreplicada, intrascendente, con efectos en la transformación de la naturaleza, hasta volverla cosa o medioambiente extraño.
Estas imágenes pueden ser el trasfondo de la obra de teatro de ciencia ficción Mickey Mouse a gogo (Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Azuay, 2017), del ecuatoriano Paúl Puma, ahora publicado como libro. Tal obra escrita en 2001 fue representada en 2002 y luego apareció como parte de una compilación, Antología del teatro ecuatoriano de fin de siglo (Casa de la Cultura de Ecuador, 2003) editado por Lola Proaño Gómez. Ahora es publicada como un libro muy bien cuidado, en edición bilingüe (español-inglés), en el que se incluyen dos estudios académicos, uno de la mencionada Proaño Gómez y el otro de Michael Handelsman; la traducción al inglés fue realizada por el escritor José Aldás.
El tema de la clonación es una de las claves de la obra de Paúl Puma. De hecho, quizá esta obra teatral es la primera que la discute, al inaugurar el siglo XXI; el lugar desde el que Puma escribe, sin duda, es desde una perspectiva filosófica y existencial.
Con Mickey Mouse a gogo, estamos en un escenario posapocalíptico, el fin de un mundo hacia 2100, o como Puma declara en la descripción de su trabajo: un “Basurero tecnológico subterráneo” (p. 17), cuya atmósfera está determinada por “una lengua de fuego radioactiva” (p. 19). La presencia de desechos de máquinas, de artefactos, de cosas, su acumulación, asemeja a un cementerio de lo transformado, figurado en una ciudad subterránea (p. 20) donde habitan los clones. El personaje MIC-A-EL-@-W-X-1, un sujeto clonado está allá sobre una excavadora (¿es una especie de trabajador?); exclama la necesidad de salir de ese “infierno”, aunque sabe que está allá atrapado como alguien sin salida. Estas dos indicaciones, el lugar y el personaje, parecen suficientes para señalarnos que el mundo de un futuro hipotético ya no es de humanos sino de sus reemplazos, que operan máquinas y acumulan los desechos de lo que han producido también en forma maquínica: es como el animal humano que, producto de su poder, produce nuevos animales, esta vez sin relación con la naturaleza, al modo de Nancy. Percibimos un panorama oscuro, opresivo, con un aire de oquedad, donde la voz de este clon resuena desesperadamente.


Portada de la antología “Antología de teatro ecuatoriano de fin de siglo” (2003) de Lola Proaño Gómez, libro en el que aparece primera vez la obra “Mickey Mouse a gogo” de Puma.

Se podría decir, sin embargo, que además ambas indicaciones a su vez son metafóricas. De hecho, Puma trabaja en su obra entre dos niveles con una complejidad sin precedentes: salta del escenario y del acto inmediatamente a la metáfora, sin que ello impida que comprendamos la historia de MIC-A-EL-@-W-X-1, este ser clonado que poco a poco se va dando cuenta del vacío existencial que denota su carácter. El escenario con la excavadora y la atmósfera, si bien presentan a un mundo posapocalíptico, al mismo tiempo aluden a un mundo detenido, quebrantado por el mismo ejercicio de sus predecesores: los humanos. MIC-A-EL-@-W-X-1 por ello dice: “Mira en lo que ha quedado nuestro paraguas de espantapájaros de circo” (p. 18). Frase curiosa y plenamente crítica: de antemano el personaje toma conciencia que, de artificio, ha pasado a ser protagonista de un mundo sin esencia o, si se quiere, el mundo mismo, el circo de la vida (que puede ser una figura simbólica del drama de la vida), donde el ser del humano ha sido reducido a hilachas, a partes, a algo raído. ¿No es acaso la metáfora del paraguas la representación de la estructura (el ADN) que recubría solo la vida y que, por efecto, de transgredirlo, terminó siendo el artilugio por el cual la vida ha llegado a ser soledad?
El argumento de la obra, entonces, gira alrededor de la pregunta por las consecuencias de la clonación. Es un monólogo autoreflexivo: MIC-A-EL-@-W-X-1 habla, en primera instancia, ante el cadáver de Mic-a-el, hombre, su originador (p. 27); pero su habla, al mismo tiempo, también se dirige al lector/audiencia, como una especie de conciencia que, desde el plano universal, desde lo omnisciente, apela y hurga lo más recóndito.
Sobre el personaje que interpela, MIC-A-EL-@-W-X-1, digamos que es un ser híbrido, asexuado, que asemeja a un dios, a un Adán, pero al mismo tiempo a una diosa, a una mujer que sabe que se ha quedado sin alguien quien es parte de su ser. ¿Puma hace una lectura transtextual al mito de la creación, cuando se señala que de una parte del hombre nació la mujer, ahora en sentido que la parte ha vuelto intrascendente al cuerpo que lo originó? El/ella dice: “¿Cómo podré seguirte ahora amor mío?” (p. 19), tras reconocer que sus hermanos, sus semejantes, sus otros yo, le han comido, le han dejado sin lo sensible: “Ya no queda alguien que me instale un programa de felicidad” (p.19), dice. En otras palabras, ese sujeto clonado, es un ser maquínico (por algo porta en la frente un código de barras) que intenta sentir, que tiene un ser parecido a los seres humanos, pero por su propia condición, lo parecido, lo semejante, se ha quedado en la carcasa, en lo exterior y, puesto que al parecer ha aniquilado a sus originadores, a los humanos, para ser humano otro, ha perdido lo que caracterizaba probablemente a la humanidad, es decir, el error, la conciencia de su propia debilidad.
De este modo, este personaje es consciente que porta ahora un gen modificado, constituyéndose en un “homus tecnologhycus [con] el gen de la inmoralidad, de la inmortalidad humana [… es decir,] el aparato de la muerte cíclica” (p. 22). Ya no es el ser humano mismo, sino uno modificado en dos sentidos: en forma inmoral, con el objetivo de ser inmortal. Puma juega con las palabras para producir significancia. La clonación, vendría a ser un experimento que traspasa todo límite de lo humano con la pretensión de “perfeccionar” al ser humano, dejando en obsolescencia al mismo; este problema supondría una nueva forma de eugenesia, llevando al extremo el proceso de selección y, de acuerdo a ello, la constitución del superhombre. Aunque para la ciencia la clonación puede ser un pretexto evolutivo, en la ciencia ficción de Puma es un hecho inmoral. Supondría una especie de abandono de una ruta que debería llevar a ser mejores como personas (si nos fijamos bien la etimología de lo moral, este como ethos) trastocándose solo en el mejoramiento biológico o físico. Este hecho, desde ya, traduciría a una época inesencial, maquínica, de meras construcciones o transformaciones hasta volver todo basura tecnológica, tal como Puma estaría proponiendo, época donde se habría renunciado a fortalecer o hacer renacer el espíritu de una humanidad mejor en lo espiritual.
De lo anterior se deriva la otra palabra en juego: la inmortalidad. La clonación es una apuesta a la inmortalidad. Asimismo, es la apuesta del ser humano tecnológico que pretende conquistar la cualidad de los dioses, igualándoles. El problema está en que, en la medida que el ser humano se desentiende del alma y se reafirma en la manipulación genética hasta el logro de recodificar lo que también hace su constitución, va construyendo individuos-cosa, seres sin identidad, seres sin lugar de nacimiento, sin memoria, sin ligazón con un pasado histórico, que, en el caso de Mickey Mouse a gogo se encuentran aprisionados, gritando por la necesidad de un referente. Es curioso, en este contexto, el título de la obra que alude a un personaje de historietas o de la animación cinematográfica: Mickey Mouse, el ratón Miguelito. Es decir, una caricatura, la creación de la industria cultural. Puma parangona MIC-A-EL-@-W-X-1 con Mickey Mouse en sentido que si antes “la carne [creaba] a su espejo, [ahora…] es desplazada por él” (p. 22). Mickey Mouse es un cuerpo que no existe, un cuerpo sin existencia, que sería la “paupérrima” y “pésima” imitación del grito del ser humano, del animal que antes era. Vendría a ser el sujeto esclerótico que devino en cuerpo otro, en este caso, un “pin-up”, además el “anzuelo publicitario” (p. 22) que sirve para que otros, seducidos por el bienestar material, a soñar precisamente en la inmortalidad.
Mickey Mouse en la obra de Puma es un símbolo, tal como Walter Benjamin escribiera sobre aquel y sus filmes en unas breves notas hacia 1931: “Mickey Mouse demuestra ser una criatura que todavía puede sobrevivir incluso cuando se ha desprendido de todo parecido a algún ser humano. Él interrumpe toda la jerarquía de criaturas que se supone culmina en la humanidad” (Benjamin, Selected Writings: 1931-1934. Jennings, Michael; Eiland, Howard & Smith, Gary (eds.). Cambridge: The Belknap Press of Harvard University Press, 1999, p. 545). Aunque su imagen supusiera la trascendencia, en realidad no lo transmite; más bien sobrevive al ser humano, a la cultura; se desentiende de alguna semejanza, incluso humana (en la medida que es un cuerpo antropomorfizado) y se plantea como el prototipo de alguna criatura distinta que tampoco es real. El problema que subraya Puma, en el mismo sentido de Benjamin, es eso, un sujeto clonado, replicado como el de una serie: por algo el “gogo” del título de la obra. Porque este término, en realidad “go-go”, alude a una continuidad, a una especie de dinámica que vuelve a poner en evidencia a la fábrica, a la producción seriada esta vez en tiempo del futuro, al poscapitalismo. Ya que la clonación abre la posibilidad de la recodificación o modificación eugenésica del ADN (mediante las computadoras (p. 28)) y, con ello, la producción de seres humanos que no conocen ni el nacimiento ni la muerte, el horizonte definitivo (el go-go) es de “humanoide[s] nanogénico[s] y biodegradable[s]” (p. 23).


El escritor de “Mickey Mouse a gogo”, el ecuatoriano Paíl Puma.

Y con ello, lo que se funda es un horizonte sin futuro, desfuturizado, sin libertad, sin referencias, sin conciencia. En su desesperada búsqueda por asirse de algo MIC-A-EL-@-W-X-1 exclama: “Deshago la memoria del futuro” (p. 29), al saber que no hay horizonte, que no hay escapatoria. Y ahora habla a un señor tecnológico, no a Dios, del cual tampoco tiene respuesta. Este clon habla a un vacío, a su vacío existencial. Por fin reconocemos que MIC-A-EL-@-W-X-1 se ha comido a Mic-a-el, el hombre, además otro clonado (¿una primera generación?). La obra deja abierta la pregunta de este proceso, de este go-go, de la fabricación de seres, de la reconstrucción de la naturaleza a imagen y semejanza del ser humano, por lo menos desde la Modernidad.
Hacia 1916 el crítico de arte Herrmann Bahr, al intentar definir al expresionismo apuntaba: “Este es el punto vital –que el hombre debería encontrarse a sí mismo nuevamente. Schiller pregunta: ‘¿puede el hombre haber sido destinado, por el propósito que sea, a perderse en sí mismo?’ Es una tentativa inhumana de nuestro tiempo el forzar esta pérdida sobre él contra su propia naturaleza. Deberíamos entender al hombre como un mero instrumento; él ha llegado a ser la herramienta de su propio trabajo, y por ello no tiene más sentido, desde que sirve a la máquina. Esta le ha robado su espíritu. Y ahora el espíritu demanda su retorno. Este es el punto vital. Todo lo que experimentamos es gracias a la vigorosa batalla entre el espíritu y la máquina por la posesión del hombre. No vivimos del todo, ya hemos sido vividos; no tenemos libertad vivida, no podemos decidir por nosotros mismos, estamos acabados, el hombre está sin espíritu, la naturaleza está desamparada. Hace algún tiempo atrás nos jactábamos de ser sus señores y maestros y ahora ella ha abierto sus anchas mandíbulas tragándonos. ¡A menos que un milagro suceda! Este es el punto vital –ya sea que un milagro pueda aún salvar a esta humanidad falta de espíritu, sumida y enterrada. Nunca tampoco ha habido un tiempo tan estremecido por el horror, por tal miedo de muerte. Nunca el mundo ha estado tan callado, silencioso como una tumba. Nunca el hombre ha estado más insignificante. Nunca él se ha sentido tan nervioso. Nunca la muerte ha impedido llegar a la felicidad y a la libertad. La angustia grita fuerte; el hombre clama por su espíritu; todo este tiempo es de un urgente y único gran clamor. El arte clama también, en esta gran oscuridad, clama pidiendo ayuda, clama por el espíritu: esto es el Expresionismo” (“Expressionismus” en Harrison, Charles y Paul Wood (eds.), Art in theory, 1900-1990: An Anthology of Changing Ideas. Oxford: Basil Blackwell, 1995, p. 119).
En cierto modo este planteamiento define el carácter metafórico de Mickey Mouse a gogo de Puma. Se trata de una obra de teatro de ciencia ficción en tono expresionista. Se plantea, como he discutido en este artículo, tomando en cuenta la promesa de la clonación, reflexionar cómo el ser humano puede perderse en sí mismo, siendo instrumento y objetivo, al mismo tiempo que sujeto de la máquina del capitalismo y la tecnociencia. En Puma se constata esa imagen de pérdida de libertad, de ruptura con el espíritu y que ahora vive de la atmósfera del horror (la nube radioactiva), queriendo superar a la muerte. Pero, sobre todo, una vez conseguida una falsa trascendencia (en el sentido de Nancy), solo material, clama por su espíritu: en la oscuridad del bloqueo del futuro, en la oscuridad que es la consecuencia de la promesa de la clonación, de la replicación de la vida (sin esencia), ese ser otro, clama por ayuda, clama por algún resquicio de luz.
Mickey Mouse a gogo es, sin duda, seminal: una obra de ciencia ficción que abre reflexiones y preocupaciones. Este artículo es uno de ellos.

https://ivanrodrigo.wordpress.com/2017/10/23/mickey-mouse-a-gogo-del-ser-humano-trascendental-al-clonado-ivan-rodrigo-mendizabal/
 
 Jorge Cevallos, Santiago Páez, Paúl Puma, Iván Rodrigo Mendizábal, Museo Numismático, 2016

Paúl Puma: El cronista lírico de la memoria andina (a propósito de El tesoro de los Llanganatis, 2017) por Gabriela Ruiz Agila



La memoria, territorio sagrado
Paúl Puma (Quito, 1972) se pone de pie cerca a la puerta. Una lluvia torrencial despeña fuera de la cafetería. El agua cae en doble cascada desde el techo hacia el piso. Cuando te dicen “indio” –argumenta el escritor–, hay dos respuestas: la explicación desde la academia y la otra, el reflejo en el espejo. Con los dedos índice y pulgar, acomoda el marco negro de los lentes sobre su nariz. Lleva camisa blanca y levita oscura. Viene de dar clases en la universidad pública. Un bigote delgado se acomoda por encima de su boca.
Todo se desenvuelve en un aparente orden y equilibrio del mundo. Pero ya Paúl ha trepado en lo alto de un árbol, ha dejado su cabeza humana y dos colmillos largos y blancos resguardan el templo de su lengua. Estoy viendo a un puma. Para los pueblos andinos, el felino (jaguar, puma, lince, gato montés) tiene una presencia protagónica en el mundo mítico. El puma es un guía espiritual para acceder a lo sagrado. Es su poesía: “en la voz de un Dios / que recupere su piel / frente al espejo / del espíritu.”
Nuestra charla habrá de transcurrir por tres horas, viaje que empieza con un salto al vacío entre las páginas 91 y 93 de Eloy Alfaro híper star (2002) hasta el dibujo de una escalera en la página 113. La poesía siempre nos ha convocado con la naturalidad del río que llega al océano. Repasamos algunas anotaciones al margen de su obra poética: Los Versos Animales (1995), Felipe Guamán Poma de Ayala (2002), Pi (2010), Mischa (2012), y B2 (2017). Por eso, cuando le pregunto sobre su reciente libro, El Tesoro de los Llanganatis, la lectura debe hacerse en el territorio o lugar de enunciación que Puma ha trabajado a lo largo de su proyecto literario.
El puma ha llegado al triángulo sagrado de Los Llanganatis, formado por las montañas de Latacunga, Baños y Puyo. El mítico sitio presenta temperaturas polares, tormentas y ruidos sobrecogedores, así como niebla espesa que cubre profundas quebradas, relata el autor. Llanganatis está ligado además al mito del escondite final del tesoro de Rumiñahui, líder de la resistencia indígena a la conquista española. La búsqueda del tesoro alentó expediciones que no tuvieron éxito y –refiere con un tono misterioso– desaparecieron en Los Andes.
El territorio de Paúl Puma ¿es igual de impenetrable que Los Llanganatis? Hay reserva y discreción en la vida personal  de Puma pero también plenitud y complejidad. Llanganatis ha reposado por 15 años y se suma a las piezas teatrales de su autoría: El Pato Donald tiene Sida o cómo elegir los instrumentos de la desesperación (1996), Mickey Mouse a gogo (2001) y El príncipe infeliz (2005). En mi caso –dice Paúl Puma– rescato una línea de sangre, la herencia de nuestros pueblos indígenas. Esa línea, se va vertiendo en su obra literaria y ramificando como ríos sagrados.
La geografía íntima de la obra literaria de Paúl Puma revela una triangulación múltiple ubicada en la memoria de los pueblos andinos. Tiene un arduo trabajo de investigación, de lecturas, de historiografía que lo respalda. Allí, tres obras se plantan como apus o montañas sabias: Felipe Guamán Poma de Ayala, Eloy Alfaro Híper Star y El tesoro de los Llanganatis. Las tres fueron escritas entre 1999 – 2002.
Guamán Poma de Ayala (Perú, 1534-1615), como traductor y al servicio de los españoles, recorrió el virreinato de Lima, registrando escenas de la vida cotidiana en 1180 páginas y 397 grabados. Guamán Poma, en su condición de súbdito y además indígena, se hará eco de sus hermanos explotados por el régimen monárquico, y torturados por la Inquisición. En 1613 dirige una carta al rey de España, Felipe III para evidenciar la necesidad de una reforma. Esa crónica se olvidaría por siglos y luego, se recuperará como es el caso de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias escrita por Fray Bartolomé de las Casas en 1552.
Para Paúl Puma, la crónica de Guamán Poma es revolucionaria, no solo por tratarse de un indio como autor. Él ha elegido sus cuatro nombres, y hablarle al rey desde su propio lenguaje, tal como el bárbaro  Calibán , personaje de Shakespeare, le habla a Próspero. Ser cronista no tiene que ver solo con dibujar grafos en el papel. Paúl Puma se refiere además a los quipucamayos, quienes con quipus (nudos atados), anotaban los acontecimientos más memorables de la comunidad. Este oficio era hereditario porque se transmitía de padres a hijos.
En la obra literaria de Puma, hay un diálogo permanente entre el presente y el pasado, entre la aparente arbitrariedad en su apellido y un destino. ¿Misticismo? Sí, distante a cualquier fundamento religioso y afirmativo de una voz lírica propia y distintiva en el panorama literario del Ecuador. Puma establece entonces una relación identitaria entre su nombre y el personaje Guamán Poma. Como él mismo descifra, “guamán” significa halcón en quechua y entraña una tarea: “Cuando tú te elevas, es el futuro el que ves”.  Mientras que el puma, representa en el mundo andino al Kay Pacha, segundo nivel de conciencia, el vínculo con el mundo de los vivos. El primer nivel es el Uju Pacha o mundo de la muerte, y el tercer nivel, Hanan Pacha, es el Cosmos.
Habla el puma, confiesa el autor, que en la escritura del poemario Felipe Guamán Poma de Ayala, vació el mundo –su mundo-. Este poemario fue Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit en 2002. Hay elementos para considerar a Paúl Puma un heredero de la crónica, género del que nos quedan testimonios e historias de cómo transcurre la vida de hombres y mujeres en la tierra.

POMA – PUMA

Sin fecha precisa, Paúl Puma recuerda que conoció a una antropóloga inglesa. Ella, como una anciana sabia, le heredaría un tesoro de forma anónima y a través de la palabra. Él era considerado la joven promesa de la literatura ecuatoriana porque a sus casi 20 años, ya había sido antologado por la Alianza Francesa en 1994 y Editorial Eskeletra en 1999. Pero Paúl Puma, se encontraba en la búsqueda del género literario para lo que él quería contar.
El periodo de escritura entre 1999 – 2002, es un periodo de escritura sumergida, de silencio tras bastidores. Parte de su tiempo, lo destinaba a hacer de tramoyista y ayudante de vestuario en obras de teatro donde participaba Judith Salas, su compañera de toda la vida. Detrás del escenario, el creador pensaba a diario en la colocación de las palabras en los cuerpos, su crecimiento o atrofia sobre la piel.
–¿Estás consiente del significado de tu apellido? – preguntó la antropóloga. Puma nunca se detuvo a considerar esa cuestión. Apenas unos años atrás, él había publicado Los versos animales (1997), pero no se había atrevido a pensarse así mismo como un ‘león de Los Andes’. Un animal de piel gruesa para guardarse del frío, de pelaje oscuro para camuflarse, de ojos brillantes y hocico geométrico, ágil y fuerte para correr, saltar y desplazarse con agudo sigilo.
Por eso, cuando el misterio le atrajo, el escritor escuchó con atención. Fue una larga conversación sobre la cultura de los pueblos ancestrales que habitaron Los Andes. Puma vio las metáforas. Se trataba de un horizonte sideral cargado de figuras y palabras. Los ritos antiguos de veneración al sol, la luna y todo ser viviente, se manifestaban en un complejo sistema de lectura. La extranjera de unos 60 años, había dedicado su vida entera al estudio del calendario inca, organizado en doce quillas o doce lunas.
Paúl Puma sintió la extirpación de idolatrías en su lengua por el inquisidor de la colonización. Había tantos archivos que escudriñar, tantas crónicas que leer y deconstruir. Era un mundo desconocido, una historia prehispánica deformada, y negada por la textualidad hispana.
La producción de su obra literaria se sitúa en el contexto nacional de procesos de reivindicación de los pueblos indígenas. Tendría a su alcance diversos estudios de la Universidad Andina Simón Bolívar sobre las prácticas y cosmovisión del mundo andino, y experimentaría su propia vivencia como ciudadano-poeta. Puma debió advertir el levantamiento de la voz del movimiento indígena. El partido Pachakutik se acababa de conformar en 1995, con bases de trabajo en la Confederación de Naciones Indígenas del Ecuador (CONAIE) en 1986 y la Ecuarunari.
Curiosamente, el año y el nombre de la antropóloga están sumergidos en una laguna oscura. Sin embargo, el diálogo con la herencia remota se prolongaría más allá del tiempo. La idea de un pasado vivo, ¿se convertiría en un espejo de obsidiana dónde mirarse?

Los Llanganatis y el tesoro

Llanganatis como territorio salvaje de la memoria, es una metáfora, un tesoro en sí mismo. Dentro de una caverna bajo una grieta de la montaña de Los Llanganatis,  la piedra esculpida de un inca imponente duerme. Es el general Rumiñahui, gran tótem y mito de la resistencia andina. Tras la captura de Atahualpa, último emperador inca por el ejército español comandado por Sebastián de Benalcázar, Rumiñahui o “rostro de piedra” los enfrenta. Se dice que inmoló a las Vírgenes del Sol y a los niños, y que resguardó los tesoros del imperio precisamente en Los Llanganatis.
Atahualpa y Rumiñahui tuvieron fines trágicos. En 1533, el emperador inca acusado de conspiración, murió estrangulado en la plaza pública. Dos años más tarde, Rumiñahui, fue quemado vivo. Hechos fatídicos que coincidieron con la erupción del volcán Tungurahua. Para representar esta tragedia, Paúl Puma nos propone escuchar el diálogo de siglos, “un ejercicio de recordación desde la conciencia de la modernidad.” El mensaje de Rumiñahui es claro: “No queremos su civilización”.
Calicuchima y Epiclachima, los más leales capitanes de Rumiñahui, intentarán despertarlo de su sueño. Han caído en cuenta de su desgracia y petrificación en la oscuridad. “Soy Calicuchima, el profundísimo espejo del vacío” hacia donde deberá voltear a ver el General. Así escuchamos el lamento de Epiclachima: “Somos destino gris de un crepúsculo incendiado y de miles de hombres que viven en las grutas subterráneas de los páramos…”
Un yaraví triste “con su vertebral melancolía” brillará como relámpago dentro de la caverna a lo largo de tres actos que componen la obra. El general Rumiñahui no tiene cabeza, y en lugar de ella, una laguna oscura ocupa su cara. Rumiñahui que sirvió a ha olvidado el ultraje de su pueblo, ha olvidado su propio nombre. Así se desarrollará el drama y el diálogo entre renegados, puntas de lanza, diablos indígenas. Esto en franca alusión a Píllaro de donde eran originarios los líderes incas. En este lugar, se celebra La diablada de Píllaro, festividad tradicional que pone de manifiesto nuevamente la iconografía del felino y la liberación del régimen moral y estético.
Puma como cronista, tiene su apreciación sobre el presente: “Nuestros tesoros se han perdido, se han olvidado.” No es coincidencia que el autor retome la historia de Guamán Poma que terminó trabajando en las mitas, Eloy Alfaro ajusticiado en la Hoguera Bárbara, y Rumiñahui despostado en la plaza pública.
Dice el autor: “Rumiñahui se rebeló hasta el fin. El conflicto todavía permanece y es la base de reclamos legítimos como la defensa del territorio de los pueblos ancestrales y contra la explotación de recursos naturales por ejemplo en el Yasuní. Es increíble lo que hace la memoria. En la obra de Los Llanganatis, Calicuchima y Epiclachima ¿están muertos o desmemoriados? ¿Dónde está la tumba de Rumiñahui? Al final, Rumiñahui parece que fingió olvidar. Mariátegui se pregutaba ¿dónde están los indios ahora?”
El Tesoro de Los Llanganatis ha sido traducido este año por Jonathan Simkins, escritor estadounidense, y liberará su obra como una nueva crónica. Como dice Rumiñahui en un monólogo final: “Ahora  solo voy a cobijarme en la escritura infinita de nuestro pensamiento mientras florece el imperio de nuestra sabiduría… Mi piedra vuelve a ser Roca dorada de la eternidad”.
Sigue lloviendo y las tardes de invierno en esta ciudad de Los Andes, la niebla se anuncia desde las montañas. Puma está tranquilo sobre la rama del árbol de la vida. Mantiene sus rasgos felinos y pide: – Cuéntame de tu nombre, quién eres. Yo soy un puma.
Yo  estoy lista para responder. Puma cree que lo que no se ha escrito, se convierte en un tumulto de voces. La polifonía no se puede romper, se debe escuchar como la lluvia que cae en doble cascada, pasado y presente sobre las cabezas de los hombres y mujeres.

Ruiz Agila, Gabriela. “Paúl Puma: El cronista lírico de la memoria andina”. (12 de noviembre de 2017). Revista Cartón Piedra, N° 315. Págs. 84-87. Disponible en http://digital.telegrafo.com.ec/epaper/epaper.html?tpu=CARTON%20PIEDRA
Para descargar el documento en PDF, visite https://www.academia.edu/35191553/CARTON_PIEDRA-20171112_Pa%C3%BAl_Puma_Cronista_l%C3%ADrico_memoria_andina


Paúl Puma con el traductor de El tesoro de los Llanganatis Jonathan Simkins